viernes, 13 de abril de 2007

Cadena de eventos

Había una vez un Pastor que se encontraba ministrando en su oficina a un congregante. Al finalizar manda llamar a su ayudante, un diacono joven y le dice. Un favor, necesito la lista de los conferencistas para el próximo evento que tenemos y las reservaciones que se hicieron para revisar donde se quedaran ya sea en un hotel o con una familia que los hospedara.

El diacono le dice—jijole pastor! Hay un problema que tengo mas de una hora buscando la lista y no la encuentro lo mas seguro es que se perdió.

Pero que dices?—responde el pastor—que descuidado eres, que vamos hacer ahora, el Señor dirá… dirá que te de una buena regañada por irresponsable, hijo de… Pedro el pescador, que pescador, pescador de sardinas.

El pastor molesto por lo ocurrido lo reprende –por no decir calabacearlo--como 15 minutos. El diacono se va triste y molesto a su casa. Afligido porque sabía el error que había cometido y molesto porque creía que no era para tanto, a pesar del problema que se generaría al perder las reservaciones para los conferencistas al evento.

Al llegar a su casa, la molestia era ya mas grande que su tristeza, misma que no pudo contener. Al verlo su esposa esta le pregunta. Que tienes? Te sucede algo?. Para ella no era extraño verlo molesto o afligido, ya que al ser su pareja lo conocía bien.

--No tengo nada -- le contesta—

Y ya me tienes cansado! --Grita—y le sorraja dos bofetadas que falto poco para que le volteara la cabeza al revés--

La esposa rompe en llanto y se marcha a su cuarto, precipitándose en la cama, a moco suelto, por el comportamiento del esposo diacono, hombre honorable y ejemplar. Y que en su corazón le extrañaba dicha conducta que nunca había manifestado con ella. De pronto entra la mucama al cuarto —jovencita madre soltera y recién convertida al Señor-- se extraña ver a la patrona llorando y quebrantada como la mismísima Magdalena.

Le sucede algo señora?—le pregunta con un tono de voz dulce y preocupada—

La esposa del diacono al sentirse triste y enojada. Mas molesta que afligida, se incorpora de la cama y le dice en tono molesto a su fiel y dulce mucama. Ya me tienes cansada tú también y muchas veces no haces lo que te digo—nada tenia que ver con lo sucedido-- Y toma perico tu semilla! Le sorraja a la mucama tres bofetadas, que el chongito de la servidora se hacia por las mañanas con mucho esmero se esfumo en un tres por cuatro, quedándole los cabellos, cual rockera adolecente—despeinados y sueltos—

La mucama sale de la habitación llorando y azotando la puerta tras de si, por el comportamiento de su patrona jamás visto anteriormente en años, asimismo le extrañaba por ser la esposa del diacono y le habían hablado de la palabra. Ya que la servidora felizmente había aceptado al Señor. Felicidad que se desvaneció en un santiamén.

Al llegar la mucama a su casa, encuentra al hijo de 8 años en la calle jugando con sus amigos. Ella se acerca a él y molesta le dice. Que haces afuera de la casa? No hiciste tu tarea?

--No. Responde el niño precoz y vivas como el solo, cual infante de su edad.

Muy mal hecho –le dice la mucama enojada—

Yo tanto que trabajo y mira que no realizas tus deberes.

Y toma niño tu chupón!, le sorraja la mama dulce cristiana convertida, dos bofetadas a su inocente hijo, hasta los moquitos que traía atorados se le salieron del golpe, que ni un otorrinolaringólogo hubiera podido sacarlos.

El pequeño suelta un llanto y grito por los bofetones que la madre le había otorgado como parte de su educación.

El niño se aleja de su madre corriendo y llorando. Con la pequeña manita sobre una mejilla que le daba dolor y sentía que le quemaba. De pronto se detiene a un lado de una cerca con la cabeza baja y triste. Y observa como va una hormiga caminando con una hoja encima de su cuerpo esforzándose porque le faltaba muy poco para llegar a la boca del hormiguero. En eso el niño mas molesto que triste, gira la cabeza de lado y con los ojos medio cerrados y frunciendo el ceño la pisa, con tal fuerza como si se propusiera romper el suelo, y con un grito infantil corto dice -- Toma! Cochina hormiga!--

La hormiguita aplastada y apenas moviendo las patitas y mirando hacia arriba con la hoja rota, dice, Ay Dios mío, que hice o pecado cometí? Que injusta es la vida...me cae.

Historia que una ves leí en un diario, haciéndolo adaptación.

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