
(Chenier)
París y todas las grandes ciudades ocultan sus tesoros con cuidado.
No hay que contentarse con los campos Elíseos, las modelos de moda, las firmas de alta costura y las mujeres de los amigos.
Hay que salir a pescar, a mediodía, por el Primtemps o las Galerías Lafayette (sección de perfumería) y al atardecer, a la salida de los grandes bancos (particularmente el Crédit Lyonnais).
Las noches del viernes y del sábado, en el baile del Olimpia y los domingos en Nogent.
Se ven jovencitas encantadoras a las que no les falta más que un buen peluquero, sencillas y bonitas como corazones dulces y alegres, contentas con poco y que no se toman por ninguna María Gabriela de Saboya.
Del libro: DM
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Que no le de pena!!