sábado, 23 de enero de 2010

Bandera Bulls

Los resultados de los Perezoso Golden Blogs II quedaron de la siguiente manera:

5--Varo (Bandera Bulls)
4—Itziar (Hormigas)
3—Pau (recuerdos en conserva)
2--Argan (El vapor)
1--Perezoso (El amigo imaginario)


Dejamos la historia con la cual participamos. Por cierto visiten los demás relatos (muy buenos) son de diferente temática para todos los gustos.


Al relato le hicimos un update de correcciones gramaticales, ortografía, remasterizado y recargado, ya que estas palabrejas están de moda. “Cualquier parecido con tú realidad es pura coincidencia”

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Bandera Bulls





La amistad entre los dos vecinos cada día era más íntima, que prácticamente quien los viera pensaría que eran de la misma familia.

--¡Hey! Marco necesito cortar el césped préstame tus tijeras, necesito ir por mi esposa al trabajo préstame tu carro, se me termino la cerveza ¿te sobrara una?— estas y otras muchas frases eran de Julio para con su vecino.

Un día los amigos convivían en una barbacoa --pensativo Marco le comentaba a su vecino –creo que mi esposa me engaña amigo.

-¿Por qué lo dices?- rascándose la cabeza Julio fruncía el ceño

-Se comporta distante conmigo desde hace tiempo, pero tarde que temprano lo sabré.

--Tu esposa es buena persona, eres un hombre con suerte. No creo que te engañe –dando un trago a la cerveza mientras recorría con la vista el cuerpo de Rebeca la esposa de Marco.

Disimulo la molestia que en el tiempo de conocer a Julio nunca había sucedido, sabía de su vecino ciertas patanerías, pero esta vez era muy marcado –reflexionada profundamente--. ¿Sera él? ¿En la graduación de Rebeca cuando bailaron y ella reía junto a Julio todo el tiempo? ¿Cecilia su esposa sospechara igual que yo? ¿Qué pasó en el lapso de tiempo cuando Julio se ofreció llevar a Rebeca para Zacatecas? fueron 8 horas de camino…


Al pasar la tarde los vecinos se despidieron no sin antes comentar Julio: gracias por todo amigo, ¡mañana a trabajar! para buscar la papa de todos los días y, además tengo que entregar un proyecto que si bien se concreta; dejaras de tenerme como vecino porque compro otra casa más grande.

--En ese caso compraría la tuya y, así tengo dos y tu una, mas grande pero solo una— decía Marco sonriendo

--Muy listo – respondió su amigo

Por la mañana Doña Roberta una vieja chimuela del barrio, toco con los nudillos ligeramente la ventanilla del vehículo de Marco, quien se preparaba para ir a trabajar –vecinito, vecinito, no sabía lo apasionado que es usted de los Toros de Chicago ¡igual que mi nieto! -- ¿apasionado? ¿porque lo dice?—extrañado y molesto respondió.

--A su esposa le da por colocar me imagino, su toalla toda la mañana sobre el balcón, con ese toro grande; que parece una bandera ondeando—

--Gracias, ¡muchas gracias! –esbozo una sonrisa hipócrita y piso el acelerador. Nunca le había agradado esa vieja bruja.

Miraba el teléfono de la oficina dudando en marcar a su amigo al trabajo, finalmente se decidió, lo tomo y llamó. La secretaría le respondió que Julio no se encontraba, y era curioso, porque nunca salía del trabajo sin dejar aviso a sus compañeros. Las sospechas de Marco aumentaron al colgar el teléfono, salió inmediatamente apresurado de la oficina rumbo a su casa.


Estratégicamente Marco estacionó el vehículo poco antes de llegar a su hogar para no ser descubierto, arribar caminando y revelar si verdaderamente la sospecha es cierta o parte de la inseguridad que lo atormentaba. Recordó a Doña Roberta cuando miro la toalla colgada en el balcón. – ¡Maldita vieja tenía razón!—abrió la puerta principal cuidando no hacer ruido y, con pasos lentos se dirigió al despacho que tenía buscando un cajón, al encontrarlo tomó un revolver que siempre estaba cargado. Con nerviosismo procuraba sujetar bien el arma frente a su pecho, encaminándose ansioso a la planta alta.

Se detuvo a un lado de la recamara, la puerta se encontraba emparejada ligeramente mientras escuchaba murmullos, la abrió lentamente y observó por algunos segundos, como una masa amorfa de sabanas entre leves quejidos no dejaba de moverse. Dibujó un rostro de coraje con frustración y gritó Marco: así, si, si ttte quería agagagarrar desgraciada ---por un momento se quedó tartamudo de la rabia.

Rebeca lo escuchó y al quitarse parte de la sabana se sorprendió. Su amante que todavía estaba cubierto no solamente por la sabana, si no de los placeres de Rebeca; trato de incorporarse inútilmente, ya que Marco detono el arma cinco veces mientras se coloreaba la tela de sangre con cada disparo que realizaba, sin poder apreciar el engañado marido de quién se trataba.


El llanto de la infiel mujer no cesaba, mordiendo parte de la sabana con que había compartido su último momento de amor frustrado por Marco.

--¡Descúbrelo que quiero ver al maldito! – Rebeca no lo hacía solo lloraba.

Los vecinos salieron de sus casas ante tremendos estallidos y, asustados algunos llamaron a la policía, otros tocaban la puerta gritando si todo estaba bien.

Marco estaba congelado por el miedo, su temor era grande al descubrir lo que era inevitable: La traición de su mejor amigo.

Los vecinos derribaron la puerta y uno de ellos dijo: -- ¡esperen aquí! subiré para saber qué sucedió—

--¿Marco?—el engañado escuchó su nombre detrás, por encima del hombro reconociendo la voz

--¿Julio? – su corazón subió hasta la garganta con golpes fuertes y constantes. Sorprendido le preguntó --¿Qué haces aquí?—

--Regrese a casa por mi proyecto que olvidé y, escuche los disparos –respondió el amigo agitado y nervioso mirando la escena--¿pero qué hiciste?

--Mate al amante de mi esposa.

Julio se acerco al cuerpo cubierto por la sabana ensangrentada, para averiguar de quién se trataba. Rebeca no dejaba de llorar y Marco seguía inmóvil.

Al retirar completamente la sabana, Julio comenzó a gritar y llorar al ver a Cecilia muerta por las balas, apretándola entre sus brazos.


Marco sin soltar el arma se dirigió al balcón, donde la toalla de los Toros de Chicago ondeaba con el viento y, que servía de señal para Cecilia que Rebeca le esperaba para amarla.

Julio se acerco a Marco, sollozando le dijo: --dame el arma amigo--. Marco se la dio, tomando la toalla entre sus manos con una mirada perdida.

Doña Roberta que se encontraba frente a la casa, miró como el engañado Marco caía desde el balcón después de escuchar una detonación.


La vieja se acerco al cuerpo de Marco inerte y, todavía con la toalla entre sus manos. Al llegar la policía un oficial le pregunto: ¿Qué ha sucedido aquí? -

---lo sabía, lo sabía, lo sabía-- respondía la anciana, señalando con el dedo índice al representante de la ley --Existen parejas que nunca hacen, ni harán, un buen partido en sus vidas estando juntas—afirmó.

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Creado por Varo
(CopiRait-2010)
Agradecimientos:
Perezoso Golden Blogs
Compañeros participantes

7 comentarios:

  1. Qué maravilla tu relato, me ha tenido perpleja hasta el final.
    Enhorabuena y muchas felicidades por tu premio.

    Saludos.

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  2. Oye amigo... que maravilla de relato.
    ¡Deberías hacer más de estos!

    Un abrazo

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  3. de vuelta a tu blog, me gusto mucho el relato, te mantiene atrapado de principio a fin

    Saludos

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  4. carajo me da vergüenza no haber leido antes tu relato, está como decirlo?, CHINGÓN! el giro al final es perfecto, mepropondré leer los demás. te mando una felicitación.

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Que no le de pena!!

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