martes, 5 de agosto de 2008

Cabaret

Los cabarets nocturnos se despiertan tarde con sus luces veladas y los olores de aguardiente, en el estuario mismo de la muerte.
(Duhamel)


Si duda, Duhamel nunca entró en el Eléphant Blanc.

Ningún cabaret del mundo, ni El Morocco, ni la Caballa de Roma, ni el Churchill´s de Londres, el Queen Bee de Tokio, o el Saki de Río, ni las Caves du Roi de Beirut o el Brummel´s de Deauville, alcanzan el estilo de este night-club de la calle de Vavin, hecho para las mujeres, sus placeres, sus victorias y sus derrotas.
Insuperable Eléphant Blanc, desde que murió Jimmy.

El Eléphant Blanc es un rectángulo blanco y negro, con dos orquestas, diez maîtres y sobre todo, un hombre, el dueño Juan Schneuring. Es también una noche íntima en la Corte.

Porque es la Corte. Las mesas de la derecha están reservadas a los Windsor, Onassis, Rubirosa y su séquito. Un cualquiera no entra en el Eléphant Blanc. Para este honor, es preciso no ser un desconocido, ni vestir descuidadamente, ni ser negro. Hay que ser una celebridad para permitirse el entrar con una mujer que sea fea.

No hay ningún sitio en París en donde la belleza de las mujeres esté a tanta altura, y algunas noches del Eléphant Blanc darían a un ingenuo de paso una idea demasiado exaltada de la plástica femenina.

En el Eléphant se está como en familia. Se cuentan los puntos de los vecinos. Se admiran ojos verdes, grises o azules. Se está al acecho de noticias.

Se cuchichea: “Quién es? Dios mío ¿quién es?”

Porque este mundo cerrado está ávido de carne fresca, de espaldas tersas y de anchas caderas.

En la pista de baile, frente a los instrumentos de cobre, hastiados y burlones, los testigos habituales siguen con la mirada a todas las mujeres que pasan. Los maîtres adoptan una actitud impasible. Menos impasibles, algunos hombres refieren sus infortunios. Y aún menos impasibles, las mujeres ven surgir de las sombras a las que mañana les arrebatarán la corona.

Este mundo impasible es también el mundo de las noches del Regent. Belleza, alegría, envidia, amor, venganza, bailan juntos bajo la mirada burlesca del gran Eléphant Blanc, con cierto perfume de muerte.

Del Libro: DM

2 comentarios:

  1. Oye Varo, y si se entra con un hombre feo?, ja,ja,ja
    Saludos

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  2. Ey esa descripciòn hace que uno casi estè adentro...Saludos.

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Que no le de pena!!

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