Enséñeme un poco sus dientes, por favor. ¡Ah, qué enamorados están!
(Moliere)
Es curioso cómo se reserva esta palabra para las jovencitas. Y, ciertamente, no hay espectáculo más enternecedor que el de una joven enamorada que se muere de impaciencia, que se marchita en flor, que se lanza hacia la puerta y luego pasea su conquista, radiante, en medio de los envidiosos y de los curiosos.
Pero una gran enamorada es siempre una mujer. Una mujer que creyó conocer el amor y de repente descubre un día que todo lo de antes era pura nada. Una mujer pronta a abandonar su vida y su marido, una mujer que vuelve a descubrir las margaritas, que le gustan las diabluras, que espera poesías y que se arriesga, una mujer… ¿Conoce a muchas enamoradas?
Del Libro: DM
Reflexionando el lado gracioso de las cosas serias y, el lado serio de las cosas graciosas.
lunes, 3 de noviembre de 2008
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Que no le de pena!!